Para muchos es una suerte de dios; paras otros, el retoño del Diablo: Jim Morrison, la cabeza visible de una banda excepcional, The Doors. Vivió al límite, en una anárquica carrera hacia a la autodestrucción puntuada por escándalos y arrebatos de ira y de pasión que lo abismo en un mundo de sexo, alcohol y drogas.
Sin concesiones, impulsivo, pero consciente y anhelando constantemente la muerte, su música se ha hecho leyenda y aunque refleja la “actitud vital” de toda una generación es esencialmente intemporal. Olives Stone ha narrado con imágenes embriagadoras este relato que pocos podrán arrancarse de la memoria.
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